Qué dirían si nuestra amiga Frida Kahlo nos llevara de paseo por su mundo? ¿Y si nos dejara entrar por un ratito en alguna parte de su casa? ¿Qué pasaría si conociéramos su jardín, su cocina, o su teatrito? Seguramente todos esos espacios nos harían enterarnos un poco más de todas aquellas cosas que a ella le encantaban.